martes, 22 de enero de 2008

La historia de Fofito

Fofito, es casi un chico normal, pero hay varios detalles que lo convierten en una personalidad curiosa y por tanto de estudio obligado.
Como ustedes habrán adivinado Fofito es un payaso.

Venga Joven Amor… - dice Clueca- eso no te lo crees ni tú. ¡¡Nadie puede llamarse así!!
Como que no – respondí- acaso no te acuerdas de Hueso rancio y Culito, no son nombres muy comunes, pero ahí los tienes.
Es cierto… - añadió Macaria- pero que tendrá que ver un payaso en esta historia, la verdad es que no lo entiendo.
Muy sencillo –respondí- Fofito es el payaso que contraté para la fiesta sorpresa que preparé a Culito el día de su cumpleaños.
¡¡Pero Joven Amor… como hiciste eso!! – me increpó Clueca- si no nos avisaste. Además con lo mal que se porta contigo Culito, y vas y le preparas una fiesta sorpresa… ¡¡¡desde luego esto es insólito!!! Encima de tonta, mala amiga… a quien se le ocurre semejante cosa… una fiesta sorpresa, y encima con payasos… a mi no me gustaban ni cuando tenía cinco años, imagínate con nuestra edad…

Venga Clueca… no seas tan dura conmigo –le dije- ya sabes que Culito es el amor de mi vida, tenía que prepararle algo divertido y especial… y ya sabes… no se me ocurría nada… así que bueno, pensé que quizás lo del payaso podía resultar tierno.
Si querías prepararle algo tierno – puntualizó Macaria- , deberías haber hecho un buen guiso de hígado blanco con cebolla y entonces si que le hubieras llegado al alma…
Sí más bien a los pulmones, respondí yo. Además no me hables más de ese tema que me pongo mala.
¿Qué tema es Macaria? – preguntó Clueca- anda dime, dime…
Pues nada, que un día fue Joven Amor con una amiga suya, Belleza Total, a un restaurante muy chic, y pidieron el plato del día. A que no sabes que le pusieron de menú…
Pues no la verdad es que no lo sé –dijo Clueca-
Ellas tampoco – respondió Macaria- todavía tienen la duda si era animal, cosa o persona, un dilema chica… un dilema.
-¡¡Pero como que no lo sabían!!, ¿¿no estaba en la carta??
-Qué va… era un restaurante francés y ya sabes les dio cosa preguntar. Ellas pensaban que era carne, pero era muy rara… tras muchas y variadas elucubraciones, llegaron a la conclusión de que eran pulmones, o en su defecto pene. En cualquier caso no sabían de que. Estaban barajando varias posibilidades, o bien podía ser pulmón de pichón o pene de hormiga… de todas formas no volvieron a ese restaurante ni a probar la comida francesa, que ya se sabe que los gabachos son muy raros y ya… no se fían.
-Cielos –dijo Clueca- me has dejado consternada, habrá que tener cuidado con esas cosas ya no puedes ir ni a los restaurantes chics… ¡¡qué susto!!

-Bueno, bueno,-dije yo- cambiemos de tema… que nada más de recordarlo me pongo mala, teníamos que haber ido aquel día a casa de Igórigue, que él si que nos pone comida buena de verdad… todavía recuerdo la tortilla de patata, y los pinchos … uhm.

- Joven Amor… - dijo Clueca- no te andes más por las ramas y sigue con la historia de Fofito.


Le plat du jour...